Desafortunadamente, en las escuelas y colegios se dedica muy poco tiempo, o incluso ninguno, a la educación financiera. Sin embargo, su importancia es enorme como para que una persona no reciba, al menos, los conceptos básicos. Las consecuencias de no recibir una formación como esta son muy negativas, ya que suelen tomarse decisiones equivocadas a la hora de contratar un préstamo o una tarjeta de crédito. ¿Cómo podemos hacer para que las finanzas no supongan un problema de primer orden. Te lo contamos todo aquí.
¿Qué es la educación financiera?
La educación financiera es la manera en la que entendemos, ya sea de forma individual o grupal, las finanzas. El objetivo que tiene es conseguir una adecuada gestión del dinero que permita la toma de decisiones acertadas. Las personas que cuentan con una base sólida en finanzas tienen unas ventajas notables sobre aquellas que no la tienen.
- Mayor capacidad de tomar decisiones.
- Conocimiento de los principales términos económicos.
- Sabiduría sobre cómo el dinero afecta a nuestras vidas.
- Entendimiento de las normas que rigen los mercados.
- Capacidad de responder mejor antes las adversidades.
- Practican el ahorro.
- Tienen estabilidad económica.
La importancia de la educación financiera es tal que debiera inculcarse desde edades tempranas, pero no de manera exclusiva en los hogares. La escuela toca muy de pasada estos conceptos, quizás en algunos contenidos del área de matemáticas, pero nada más. Es en la educación secundaria cuando los alumnos tienen la oportunidad de recibir una formación más amplia. En todo caso, sigue siendo insuficiente.
De momento, y mientras los planes de estudio no varíen, la educación de este tipo seguirá siendo muy pobre. Hay entonces que poner en marcha mecanismos para que los conceptos básicos se aprendan y refuercen. Un niño puede entender fácilmente conceptos como el ahorro y el interés, además de saber que «las cosas no son gratis«. Cuando se tiene conciencia de ello, hay mayor celo a la hora de cuidar de lo que le rodea, de fomentar el ahorro o de conocer cómo funcionan las transacciones comerciales.
Educar para vivir mejor
Está claro que la educación es quien abre las puertas ya no solo un mejor conocimiento, sino a una mayor libertad. Quien conoce cómo funciona el dinero toma decisiones de forma soberana, no se deja aconsejar de mala manera y sabe elegir bien. Por eso, invertir en educación financiera es hacerlo en una mayor libertad individual.
¿Cuántas veces hemos tenido conocimiento de mala praxis por parte de entidades bancarias? En muchas ocasiones ha habido personas que se han visto forzadas a comprar productos financieros de alto riesgo. Y todo sin tener necesidad real de hacerlo. ¿Qué lleva a una persona de 70 años adquirir acciones de una compañía sin saber exactamente qué es lo que está comprando? Detrás de situaciones de este tipo hay una pobre educación financiera, los que no deja de ser preocupante.
Principales conceptos de educación financiera
La educación financiera se fundamente en dos conceptos muy básicos, pero vitales: el ingreso y el gasto. Un famoso refrán dice «Las gallinas que entran por las que salen». Es decir, que los ingresos sean igual a los gastos. Pero esto nos daría un saldo 0, por lo que hay que ir más allá, cuando se ingresa más de lo que se gasta, se produce ahorro y se lleva a cabo un aprendizaje. Quien ahorra conoce el valor del dinero y no por ello vive peor.
Cuando el gasto es mayor al ingreso, se va generando una deuda que pesa como una losa. Las consecuencias son obvias, se aumenta el endeudamiento, hay que pedir dinero prestado siempre, no se pueden abordar bien los imprevistos y se puede terminar en un fichero de morosos.
Ahorro
Es la piedra angular de la educación financiera. Cuando se ahorra se está generando una riqueza, se practica un hábito y se termina llevando un estilo de vida. El ahorro nos permite abordar cualquier situación que se ponga en nuestra contra sin tener que financiarnos. Quizás el ahorro sea uno de los conceptos que los niños aprenden antes y la mayor parte de ello suelen guardar parte de la paga o lo que les dan las abuelas. Pero fomentar este concepto sin cuidar los demás no sirve de mucho.
Gasto
El gasto es necesario, pero cuando se descontrola es capaz de desmoronar nuestra economía como un castillo de naipes. Este concepto ha de verse como algo natural, ya que es necesario gastar para poder vivir. Pero si adoptamos un método de control sobre lo que gastamos, nuestro bolsillo lo va a agradecer. Quienes toman una forma de gasto controlada, sabiendo cuando pueden disponer de más dinero y restringir cuando la situación lo requiere, son quienes han recibido una buena educación financiera.
Deuda
Este concepto es bien conocido, pero lo que mucha gente no sabe es que hay una deuda buena y una deuda mala.La deuda buena es aquella que nos permite seguir avanzando, la que consigue financiar activos, en definitiva, algo muy parecido al concepto de inversión. La deuda mala es toda aquella que financia pasivos, es decir, más deudas. Cuando estamos comprando un artículo que no necesitamos y que puede suponer cierto lujo, como un teléfono móvil de última generación, estamos acumulando deuda mala .No quiere decir esto que comprarse un teléfono a plazos sea una mala idea, en absoluto, simplemente que es algo que debes tener en cuenta si ya tienes más deuda de estas características.
Inversión
Esta palabra puede llegar a asustar a personas que no tengan educación financiera. Sin embargo, invertir es una manera de ir generando activos que nos permite desarrollar una adecuada manera de vivir. Las inversiones siempre suponen un riesgo, pero dentro de ellas las hay qué tiene un riesgo muy controlado o mínimo. Quien mueve su dinero está apostando por hacerlo crecer, y por tanto, evitar situaciones de sobresaltos con respecto a su cartera. Echar mano de estas inversiones cuando sea necesario es un recurso más que puedes tener. Parte del dinero que vayas ahorrando puedes invertirlo, si tienes algo de paciencia y has elegido bien, ese dinero aumentará su valor con el tiempo.
Inflación y depreciación
Los precios no son estáticos, generalmente tienden a subir y a encarecer el coste de la vida. A finales de 2021, el valor de la inflación en España aumentó considerablemente, lo que suponía tener que invertir más dinero para, por ejemplo, llenar la cesta de la compra. Quien se ha preocupado en educar su bolsillo y, por tanto, de desarrollar una educación financiera eficiente, sabe cómo hacer frente a este tipo de inconvenientes.
La depreciación, por otro lado, es la pérdida de valor de los bienes con el paso del tiempo. El ejemplo más claro es la compra de un coche, ya que en el momento en el que es matriculado pierde automáticamente gran parte de su valor. Ahora bien, hay bienes que se deprecia y otros que se revalorizan. En nuestro país también tenemos un ejemplo muy claro de depreciación cuando estalló la burbuja inmobiliaria. El mercado estaba previamente demandando vivienda y cada vez se pagaban a precios más altos. Esto animó a muchos a comprar inmuebles para revenderlos o alquilarlos. Desgraciadamente, muchas de estas personas no contaban con una buena educación financiera, vieron cómo estos perdieron se depreciaron enormemente a la vez que tenía que seguir pagando hipotecas. Conviene tener mucho cuidado a la hora de realizar inversiones en mercados que desconocemos por completo. El riesgo de depreciación siempre está presente.
Tomar el control de tu vida
La educación financiera no se aprende ni se adquiere por sí sola, es una inversión más que debemos hacer. Pero está claro que siempre tiene un retorno. Las consecuencias de hacerlo son solamente beneficiosas, porque a medida que te vas formando vas entendiendo cómo funciona el dinero, comprendes con exactitud los términos económicos que antes desconocidas y sabes tener una adecuada gestión de tu cartera. Está claro que todo esto puede resumirse en un axioma, «nunca gastes más de lo que ingresas«. Y es así, el resultado de aplicar esta medida es que cada vez tiene más dinero en tu cuenta, gracias a lo cual puedes hacer frente a cualquier tipo de imprevisto.
Pero quizás el logro más grande de tener una adecuada educación financiera no es otro que el de ser completamente libre. Ten siempre en cuenta que tu economía doméstica o particular tiene una importancia máxima, y que la salud de ésta determinará cómo va a ser tu vida. Puedes elegir vivir sin sobresaltos, algo que tiene un impacto positivo sobre nuestra salud mental, o tener que andar siempre preocupándote por ir poniendo parches.
Si tu caso es el segundo, no demores más y comienza a tener el control de tu dinero. Probablemente puedas empezar por reducir gastos y aumentar ingresos, eso te dará la llave para que tu economía mejore notablemente. Aplica técnicas efectivas de reducción de deuda y comienza a vivir tranquilo. Poco a poco irás adquiriendo una serie de hábitos que ya no perderás durante toda tu vida y que podrá transmitir a los demás.