La crisis económica derivada de la anómala situación generada en 2020 ha elevado los índices de morosidad. Es algo lógico, ya que la destrucción de empleo ha puesto a gran cantidad de trabajadores y familias en situación comprometida, disparándose los impagos. Por eso hay que preguntarse cuáles son las consecuencias de ser moroso. Si bien no se trata de una situación agradable, hay que saber a qué podemos enfrentarnos si tenemos deudas reclamadas y que siguen impagadas.
Soy moroso, ¿qué consecuencias tiene?
No pagar una deuda tiene unas consecuencias negativas que son una carga. Para comenzar, la entidad a la que debemos ese dinero, una financiera, banco o empresa de servicios, nos reclamará la deuda. Si no la solventamos, puede recurrir a ejecutar la posibilidad de acudir a una agencia de recobros. De esta forma, se nos va a seguir reclamando el pago.
Si no abonamos esta deuda, podemos vernos incluidos en un fichero de impagados, lo que se denomina comúnmente como una lista de morosos. Seremos incluidos, pero no notificados. Estar en una lista de morosos implica que automáticamente no tendremos financiación por parte de las entidades bancarias. Ni podremos obtener una tarjeta de crédito, ni solicitar un préstamo bancario, personal o hipotecario. Estar en un registro de morosos es algo que podemos sufrir incluso por una deuda pequeña. La habitual cuando devuelves un recibo con el que no estás conforme.
En un fichero de morosos se sale de una manera, abonando la deuda que tenemos pendiente. Una vez que lo hemos hecho, se abre un plazo de 10 días para que desaparezcamos de este fichero, con lo que volveremos a estar otra vez en el «mercado financiero» y podremos solicitar de nuevo financiación.
Otras consecuencias de ser moroso
Los inconvenientes no acaban aquí, ya que si somos morosos no estamos dando un buen rating financiero ante nuestra entidad bancaria. Ello reducirá las posibilidades futuras de conseguir una adecuada financiación o hacerlo en condiciones ventajosas. Es algo obvio, quien presenta dificultades para devolver una cantidad porque tiene una mala puntuación, no tendrá una buena imagen ante esa entidad.
Por eso, mantener saneada la economía, aplicando medidas de ahorro, evitando los gastos superfluos y ajustando nuestros ingresos, es la manera de evitar caer en situación de morosidad. A medida que conseguimos que nuestros ingresos nos permitan vivir con comodidad, las posibilidades de morosidad se verán reducidas.
En todo caso, si estás en situación de morosidad y necesitas dinero urgente, hay una buena cantidad de empresas de préstamos rápidos que no tienen en cuenta esta condición. De esta forma podrás hacer frente a esa complicada situación y poder «salvar los muebles». Consulta cuáles son aquellas con las que puedes pedir un préstamo aún estando en ASNEF. Aunque necesites un aval, puedes poner fina ese apuro y reconducir tu situación.
No subestimes las consecuencias de ser moroso, son todo desventajas y tu rating financiero estará a un nivel muy pobre. Poner fin a esa situación pasa por aplicar enérgicas medidas de contención del gasto y de pago de la deuda.